¿Alguna vez habéis considerado que a la hora de hacer algún pequeño proyecto de carpintería os hubiera venido muy bien haber hecho una planificación con anterioridad? Por lo general la gente, a la hora de hacer algún tipo de arreglo o modelaje sobre madera coge la herramienta que corresponda y se pone a la labor, pero sin antes haber planificado sobre papel qué es lo que se quiere y cómo se quiere. De ahí que después salgan tantas sorpresas y los típicos “pensaba que quedaría de otra manera”.
Tenéis que tener en cuenta que si vais improvisando sobre la marcha el resultado no será el mismo, ya que habrá muchos pasos intermedios a los que no será tan fácil darles solución sin haber pensado en ellos con anterioridad. Puede que os encontréis con que esta pieza no encaja allí, con que aquella máquina no me sirve para ésto, con que ésta pintura no se aplique correctamente sobre el material escogido y un largo etcétera. Planificando no pasan estas cosas.
Si no sabéis con anterioridad qué es lo que vais a necesitar, y a no ser que tengáis en casa un auténtico “bunker carpintero”, os encontraréis con que os faltarán piezas, que al final necesitaréis más madera de lo necesario o que no encontréis o no funcione aquella herramienta tan necesaria. Ésto hará que tengáis que andar perdiendo tiempo y dinero yendo a la ferretería o al almacén de madera.
Y finalmente, la razón más banal. ¿No estaría bien que cuando os vaya gente a casa y admire vuestra obra pudierais enseñarle un plano sobre cada paso? Además de que esa persona podría entender cómo se ha hecho daríais una imagen profesional. Y si bien estamos hablando de carpintería ésto es algo que podéis extender a todos los ámbitos de la vida, ya que más vale prevenir que lamentar.
